Sardinas frente a la Diabetes. Bastan 2 latas.

La ciencia corrobora que añadir 200 gramos semanales de este pescado azul a la dieta juega a favor de evitar la diabetes.
Sorprendente pero cierto. La sardina, tan habitual en nuestra tradición conservera, cuenta con unas propiedades nutricionales que la convierten en un alimento súper saludable y muy eficaz frente a la diabetes.
A su capacidad para a regular el colesterol y prevenir enfermedades cardiovasculares gracias a sus elevados niveles de grasas no saturadas, se une su capacidad para prevenir la diabetes tipo 2. El pescado azul por antonomasia parece no tener rival.
Según señala un estudio realizado recientemente por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer, del que se hace eco la revista ‘Clinical Nutrition’ en su número de mayo, la sardina es rica en taurina (antioxidante y protector celular), ácidos omega 3, calcio y vitamina D. En la acción combinada de estos nutrientes radica la capacidad de la sardina para prevenir la diabetes. Asimismo, el tratamiento térmico al que se somete a la sardina durante la elaboración de la conserva ayuda a que la espina se ablande y una parte del calcio se incorpore a la carne de la sardina. De este modo, al ingerir sardinas (con espina) se está incorporando una interesante cantidad de calcio y de vitamina D, que ayuda a la absorción del calcio.
El estudio señala que la ingesta de 200 gramos semanales de sardina, equivalente al consumo 2 latas de sardinas en aceite de oliva a la semana, tiene efectos positivos medibles y supone una reducción clara en el riesgo de sufrir diabetes.
Disponible todo el año y accesible económicamente, el consumo de sardina está al alcance de prácticamente cualquier consumidor, lo que la convierte en la conserva ideal a incorporar de forma regular en una dieta saludable y variada.