Descripción
Origen
El calamar que se presenta en esta conserva no es la especie que se acostumbra a consumir en el Mediterráneo, ya que se trata del chipirón patagónico o Loligo gahi. Capturados a partir de la técnica de arrastre, este animal procede de las aguas de la Patagonia, que se ubica en el sur de Argentina, Chile y las Islas Malvinas. Más allá de su procedencia, este calamar presenta una paredes algo más gruesas que el que se consume en territorio nacional, por lo que soporta mejor la cocción a altas temperaturas.

Elaboración
La captura del chipirón es una vez al año, por lo que es necesario congelar estos ejemplares para poder disponer de ellos de manera periódica. Por ello, el primer paso a seguir es someter al chipirón a la descongelación para, posteriormente, lavarlo y separarle la cabeza del cuerpo y eviscerarlo. La pieza que resulta finalmente en la lata es el cuerpo mismo del chipirón que, una vez vaciado, se rellena con las patas. El siguiente paso es su cocción, tras el cual se empaca en la lata, donde se le cubre con una lámina de ajo y guindilla y se le añade aceite de oliva.

Experiencia
El sutil toque que le aportan el ajo y la guindilla a esta conserva hacen que el resultado final sea ideal para degustarlo directamente. No obstante, siempre puedes añadir estos chipirones a un arroz o a un guiso de patatas viudas cuando estén listos y fuera del fuego. Asimismo, el contenido de esta lata queda genial en un plato de pasta, utilizando el aceite con ajo y guindilla a modo de salsa.

Conservación
Su vida útil es de 6 años a partir de la fecha de fabricación, sin embargo, los expertos conserveros aconsejan que, una vez abierto el producto, se consuma en las siguientes 24 horas. El lugar ideal de conservación debe ser fresco, seco y que no supere los 35ºC, sin ser necesario el frío industrial.

M Pilar Carmona Ortega (propietario verificado) –
Excelentes los chipirones en aceite de oliva!! Un auténtico manjar en la boca.