Conserva de Huevas de Erizo al Natural

Estos bocados de puro sabor a mar provienen de erizos recolectados en las rías gallegas, principalmente en la ría de Arousa. Buzos especializados que se lanzan desde los barcos y se dirigen a las zonas de extracción capturan los ejemplares uno a uno, favoreciendo así la sostenibilidad de esta especie tan apreciada en el ámbito culinario.

Los erizos pasan un primer proceso en el que se abren y extraen las huevas, ese caviar marino que contiene esta conserva. Estas huevas son seleccionadas para asegurar su tamaño y calidad y, más tarde, revisadas meticulosamente para descartar algunos restos de púas. Luego se les añade un caldo al natural elaborado a base de cebolla, limón, sal y laurel, con la intención de mantener la textura y jugosidad de la materia prima. Finalmente, se enlatan y esterilizan, dando como resultado un producto único listo para ser disfrutado.

El uso de este caviar marino va desde el picoteo hasta muchos segundos platos. Con solo una cucharadita de estas huevas de erizo puedes realzar una receta de pasta, por ejemplo. También se puede utilizar esta conserva para potenciar el sabor marino en arroces secos o en aperitivos, poniéndole un poco de estas huevas a algo tan sencillo como una tosta con mantequilla.

Su vida útil es de 4 años a partir de la fecha de fabricación, sin embargo, los expertos conserveros aconsejan que, una vez abierto el producto, se consuma en las siguientes 24 horas. El lugar ideal de conservación debe ser fresco, seco y que no supere los 35ºC, sin ser necesario el frío industrial.

Abrir una lata de huevas de erizo es una fiesta gastronómica que pide su equivalencia en la copa. Las burbujas de l’ Escumós d’Anna Espelt son sus perfectas aliadas. Este espumoso blanc de noirs –vino blanco hecho con uva tinta–, elaborado con uvas Monastrell de un viñedo del Cap de Creus, recoge la esencia marina de los erizos para elevarla al cielo del paladar.