Descripción
Origen
Frente a las costas de las rías gallegas, en alta mar, flotan las bateas, unas estructuras de madera de las que penden cuerdas a las que los bateiros adhieren crías de mejillones. Pasados unos cinco meses se realiza el desdoble, esto es, izar las sogas y repartir parte de esos bivalvos en otras nuevas para que las que ya estaban no se rompan por el peso. Cuando transcurre en torno a un año, se recogen los moluscos que tienen ya un tamaño adecuado.

Elaboración
Los mejillones llegan frescos a las instalaciones de la conservera y pasan por un proceso de cocción. Tras ello, se les quita la concha y extrae las piezas de carne, que se ponen de forma manual en la lata. Cuando ya se han colocado las unidades suficientes, se añade el alga wakame y el líquido de cobertura, que al ser al natural consiste en una sencilla mezcla de agua y sal. Para finalizar, se sella y esteriliza.

Experiencia
Puedes poner el contenido de esta conserva a unas papas aliñás o cualquier otro tipo de ensalada de patata. También va genial encima de un hummus, para rematar una tostada de escalivada -se puede añadir el juego de cocción al aliño de la escalivada, para potenciar su sabor a mar- o en un ramen caliente o frío, poniendo los mejillones siempre en el último momento. O, por qué no, en buena ensalada de tomate con aceitunas al gusto y un chorro de aceite de oliva virgen extra.

Conservación
Su vida útil es de 4 años a partir de la fecha de fabricación, sin embargo, los expertos conserveros aconsejan que, una vez abierto el producto, se consuma en las siguientes 24 horas. El lugar ideal de conservación debe ser fresco, seco y que no supere los 35oC, sin ser necesario el frío industrial.

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