Descripción
Origen
La melva es una subespecie perteneciente a los túnidos muy apreciada en la gastronomía. Sin embargo, esta que rellena las latas de Canthynnus posee un apellido muy concreto: canutera. Y es que, a diferencia de la melva convencional, que puede llegar a pesar hasta un kilo y medio, la canutera posee un tamaño y peso mucho menor, lo que hace que sus filetes sean finos y delicados.

Elaboración
La melva canutera, a su llegada a la fábrica, se limpia y despieza para obtener los lomos de cada ejemplar. Se someten a un proceso de cocción para, posteriormente, ser seleccionados y enlatados de forma manual. Su cuidadosa manipulación permite que, al abrir el envase, el consumidor se encuentre con unos filetes perfectos en tamaño y textura que son cubiertos en su fase final de producción con una capa de aceite de oliva.

Experiencia
Es común ver los filetes de melva en unas papas aliñás o en una ensalada campera. Si te apetece usarla en otros entrantes, puedes ponerla sobre una tosta con un poco de pimientos asados, en una ensalada de garbanzos o en una de pasta con tomates cherrys y huevo duro. También puedes colocarla encima de un carpaccio de champiñones, como topping en el salmorejo o acompañando a unas espinacas baby con nueces y aceitunas.

Conservación
Su vida útil es de 6 años a partir de la fecha de fabricación, sin embargo, los expertos conserveros aconsejan que, una vez abierto el producto, se consuma en las siguientes 24 horas. El lugar ideal de conservación debe ser fresco, seco y que no supere los 35ºC, sin ser necesario el frío industrial.

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